
Pardiez, qué día tan redondo. Confieso que me lo he pasado como un enano. Todo lo que podía salir bien… ha salido bien: la rueda de prensa, las entrevistas, el acto de la tarde, las decenas de libros firmados, las intervenciones del público, las cervezas de luego… Incluso creo que me ha salido algún pelo en la cabeza. ¡Qué duro me va a resultar volver mañana a la gris rutina! Muchas gracias a todos los que habéis venido a escucharme (y especialmente a los ingenuos que se han comprado el ladrillo, ¡ya os arrepentiréis!). Me ha encantado el rencuentro con viejos amigos, así como conocer a tantos otros nuevos, incluyendo a aquellos con los que solo me había relacionado hasta ahora por las redes sociales. Me quedo, como colofón, con la anécdota que ha contado Luis Emaldi sobre Jorge Oteiza, ya que resume, en cierto modo, la historia de Euskadiko Ezkerra. Al parecer, la UPV quiso nombrar doctor honoris causa al escultor, ofrecimiento al que Oteiza respondió por fax: «No voy a estropear una vida entera de fracasos con un éxito de mierda». De haberla conocido antes, la habría metido en el libro. Buenas noches y buena suerte.