Pero España jamás está fuera de la historia. Ni en los detalles. Gaizka Fernández Soldevilla acaba de publicar su tesis doctoral sobre Euskadiko Ezkerra. Ha confeccionado sus conclusiones antes de realizar el trabajo. No es ese el tema, sino su solapa: «una obra que contribuye a una mejor comprensión del pasado reciente del País Vasco y, por ende, de España». ¿Publicidad gratuita? Para nada. Mesianismo.
Iñaki Egaña: «La obsesión», Gara, 8-VI-2013
Ayer Gara publicó un artículo de opinión de Iñaki Egaña Sevilla en el que se me citaba explícitamente. Por cierto, es la segunda vez que aparezco en dicho diario. Hace unos años algo así hubiera sido como para preocuparse mucho. Sea como fuese, el texto se cae por su propio peso, aunque se lo recomiendo, porque es un ejemplo paradigmático de la narrativa de la autodenominada «izquierda abertzale«. Se trata de un ejercicio de literatura militante sin ninguna relación con la Historia como disciplina, cuya metodología y objetivos es evidente que el autor no solo desconoce, sino que desprecia. Al fin y al cabo, Egaña Sevilla no es un historiador, sino un propagandista que intenta legitimar una opción política determinada (el nacionalismo vasco radical) dotándole de argumentos seudohistóricos. Estos no resistirían ningún análisis crítico, pero eso es lo de menos, ya que no apela a la razón del lector, sino a su fe en el supuesto «conflicto secular» que enfrenta a los agresores españoles y los agredidos vascos, «una de las comunidades naturales más antiguas de Europa, presente en el territorio actual desde al menos el último Máximo Glacial». Ahí es nada.
Para escribir mi tesis doctoral he tenido que estudiar bastante de esta literatura sesgada y partidista, incluyendo varias obras de Egaña Sevilla, como su Diccionario histórico-político de Euskal Herria (Txalaparta, 1996). Creo que fue Cervantes quien escribió que incluso los libros malos pueden tener algo bueno. Tenía toda la razón: a veces uno encuentra datos útiles en la propaganda (sea esta del bando que sea, claro está), aunque siempre hay que tomarlos con el debido cuidado para contrastalos , no sea que reproduzcamos acriticamente falsedades, mitos y tergiversaciones interesadas. Espero sacar tiempo esta semana para profundizar más en el tema.
Conociendo el «método» y la «calidad científica» de Egaña Sevilla, a nadie puede sorprender que desdeñe cualquier obra de corte académico, aunque tanto él como otros de sus colegas no han dudado en aprovechar (sin citarlos adecuadamente) los trabajos publicados por la historiografía profesional vasca. Ahora bien, llama poderosamente la atención que un autodenominado «historiador» tenga el valor de tachar una tesis doctoral de «mesianismo» después de leer… su contracubierta. Un gran esfuerzo intelectual, sin duda alguna. Esperemos que algún día se recupere y sea capaz de echarle un ojo al índice. Por cierto, Iñaki Egaña Sevilla, quien por algún motivo suele olvidarse de poner su segundo apellido, confunde en su artículo «solapa» con «contracubierta». Definitivamente los libros no son lo suyo.
Por suerte, este fin de semana trajo otras noticias más gratas, que me acaban de comunicar. Al parecer, Héroes, heterodoxos y traidores figuraba ayer en el número 10 de la lista de los libros más vendidos de no ficción en Territorios, el suplemento cultural de El Correo. Muchas gracias a las personas que lo han comprado, porque me ha hecho muchísima ilusión. Hoy en ese mismo periódico aparece un texto en euskera, «Gorrak eta baturroak», escrito por Roberto Mosso, que espero poder colgar cuanto antes.
Ser nombrado por el mamporrero Iñaki Egaña es un punto a su favor, Gaizka. Ánimo. Y esa pinta de trosko… (consigna o discurso?)
Lastima ese comentario del segundo apellido. Y es que hay mucho del aranismo hispanófobo entre los vasconavarros, sean en españolistas o abertzales (perdón por simplificar, es para entendernos) . Más de una vez (aunque muy pocas) he visto escrito Leizaola Sanchez, aunque lo normal es lo contrario: Gil Calvo, Martinez Pujalte, Rodriguez Zapatero, Garcia Lorca.
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