“(…) vamos a enumerar cuáles son los elementos que constituyen toda actitud populista, sin referirnos a éste o aquel caso.
1. El populista, en su programa político, quiere hallar la base en una identidad primitiva o en un pasado remoto.
2. Este pasado se caracteriza por unas cuantas notas homogéneas, acordes y positivas; claro es que no excluyen rasgos “anticivilizados”.
3. Para ello tiene que ocultar, seleccionar o deformar si es precio, la realidad histórica.
4. Idealiza al “pueblo” sin fijar demasiado bien sus caracteres, aunque da como fundamentales las ideas de “raza”, “lengua” y “clase social” (campesinado, etc.), unida a características anímicas.
5. Menosprecia a los elementos foráneos, caracterizándolos de modo peyorativo, y atribuye todo mal a influencias exteriores: incluso a la “civilización”.
6. Pretende –por otro lado- actuar revolucionariamente, destruyendo las instituciones que rigen en el momento porque las considera impuestas por un poder tiránico y advenedizo.
7. Pretende crear un Estado nuevo frente a otro anterior, que es malo en conjunto”.
Julio Caro Baroja: El laberinto vasco