-¿Qué es eso? ¿Qué pasa? -dijo el profesor poniéndose los lentes y acercándose al barandado de la tribuna-. ¿Es que alguno ha perdido la herradura por ahí? Yo suplico a los que están al lado de ese asno que rebuzna con tal perfección que se alejen de él, porque sus coces deben ser mortales de necesidad.
Pío Baroja: El árbol de la ciencia