Señal de que sobran. La RAE hizo una limpia reciente de tildes no necesarias pero hay quien sigue colocándolas… A ver si prosiguen con la racionalización, las H, que no se pronuncian, por ejemplo. J y G, como Juan Ramón. Un fonema= un grafema. Ahorremos (aorremos) tiempo escolar en arqueologías ortográficas. Me parece.
Me cuesta no tildar solo (solamente) y los pronombres esta, esa, este ese, puesto que la tilde servía para diferenciar un adverbio de un adjetivo, o un pronombre de un artículo, y si no tildas la diferencia no es tan evidente, te tienes que hacer una idea por el contexto; en ese sentido lo veo mal que la RAE haya eliminado esas tildes. También me gusta utilizar siempre la diéresis (no usarla significaría una falta de ortografía). Pero sí que es verdad que la interrogación y la exclamación del comienzo de la frase, así como las mayúsculas, me resultan un poco puñeteras, y si puedo las ignoro y apenas las utilizo, así es que por mí podrían desaparecer, puesto que estos detalles que afectan a la forma no le cambian el sentido ni el significado a la oración, y se supone que el objetivo del lenguaje hablado es la comunicación, por eso, lo mismo que de un uso incorrecto del idioma, reniego también de jergas profesionales, lenguajes técnicos, oraciones demasiado complejas, palabras poco comunes etc. Buenos días y salu2.
Bueno, pero Pérez Reverte, quien no es santo de mi devoción, se refiere a dialectos. Trabajo mucho con hispanoamerican@s, y su español no es el mismo, incluso cuesta entenderles por teléfono. Por ejemplo, en México, en lugar de «hablar» dicen «platicar», y en lugar de «revisar» dicen «checar». Y en lugar de «precio», dicen «costo» o «valor». Son diferencias idiomáticas que se pueden respetar. Lo de Andalucía es otra cuestión, porque el idioma es el mismo, y el dialecto es otro, pero eso no les exime de escribir correctamente, aunque tengan otra pronunciación. De todas maneras, no creo que esto de escribir bien o mal sea una cuestión territorial, porque aquí en Salamanca también se supone que la gente en general es muy correcta y eso es cierto solo en determinados sectores, porque otros dejan bastante que desear. Y respecto al tema del idioma simplificado, quien utiliza un lenguaje demasiado complejo pone una barrera que dificulta la comunicación, y no lo digo yo :D, sino un manual de Ciencias Sociales, tema: «La Comunicación» (elementos que intervienen, barreras, etc.). Respecto a lo de omitir la exclamación y la interrogación del comienzo de la oración, la culpa la tiene el Inglés, que simplifica mucho el idioma, tanto en léxico como en estructura gramatical, y eso es algo positivo puesto que elimina esas barreras de comunicación que tiene el español que hacen que al final la gente solo se pueda comunicar bien con quienes hablan su mismo «idioma» en función de: nivel de estudios, estrato social, territorio, etc. Salu2.
Señal de que sobran. La RAE hizo una limpia reciente de tildes no necesarias pero hay quien sigue colocándolas… A ver si prosiguen con la racionalización, las H, que no se pronuncian, por ejemplo. J y G, como Juan Ramón. Un fonema= un grafema. Ahorremos (aorremos) tiempo escolar en arqueologías ortográficas. Me parece.
Me cuesta no tildar solo (solamente) y los pronombres esta, esa, este ese, puesto que la tilde servía para diferenciar un adverbio de un adjetivo, o un pronombre de un artículo, y si no tildas la diferencia no es tan evidente, te tienes que hacer una idea por el contexto; en ese sentido lo veo mal que la RAE haya eliminado esas tildes. También me gusta utilizar siempre la diéresis (no usarla significaría una falta de ortografía). Pero sí que es verdad que la interrogación y la exclamación del comienzo de la frase, así como las mayúsculas, me resultan un poco puñeteras, y si puedo las ignoro y apenas las utilizo, así es que por mí podrían desaparecer, puesto que estos detalles que afectan a la forma no le cambian el sentido ni el significado a la oración, y se supone que el objetivo del lenguaje hablado es la comunicación, por eso, lo mismo que de un uso incorrecto del idioma, reniego también de jergas profesionales, lenguajes técnicos, oraciones demasiado complejas, palabras poco comunes etc. Buenos días y salu2.
Entiendo que la lengua tiende a la simplificación y que la castellana es muy compleja, pero ¿dónde poner el límite? Arturo Pérez-Reverte escribió (con sorna) sobre el tema hace un tiempo.
http://arturoperez-reverte.blogspot.com.es/2010/09/limpia-fija-y-da-esplendor.html
Estos otros, nacionalistas andaluces, van en serio, no de broma, pero parecen seguir el argumento revertiano hasta el absurdo final:
http://www.zea-andalu.com/
o
http://www.andalucia.cc/adarve/Propuehta.htm
Bueno, pero Pérez Reverte, quien no es santo de mi devoción, se refiere a dialectos. Trabajo mucho con hispanoamerican@s, y su español no es el mismo, incluso cuesta entenderles por teléfono. Por ejemplo, en México, en lugar de «hablar» dicen «platicar», y en lugar de «revisar» dicen «checar». Y en lugar de «precio», dicen «costo» o «valor». Son diferencias idiomáticas que se pueden respetar. Lo de Andalucía es otra cuestión, porque el idioma es el mismo, y el dialecto es otro, pero eso no les exime de escribir correctamente, aunque tengan otra pronunciación. De todas maneras, no creo que esto de escribir bien o mal sea una cuestión territorial, porque aquí en Salamanca también se supone que la gente en general es muy correcta y eso es cierto solo en determinados sectores, porque otros dejan bastante que desear. Y respecto al tema del idioma simplificado, quien utiliza un lenguaje demasiado complejo pone una barrera que dificulta la comunicación, y no lo digo yo :D, sino un manual de Ciencias Sociales, tema: «La Comunicación» (elementos que intervienen, barreras, etc.). Respecto a lo de omitir la exclamación y la interrogación del comienzo de la oración, la culpa la tiene el Inglés, que simplifica mucho el idioma, tanto en léxico como en estructura gramatical, y eso es algo positivo puesto que elimina esas barreras de comunicación que tiene el español que hacen que al final la gente solo se pueda comunicar bien con quienes hablan su mismo «idioma» en función de: nivel de estudios, estrato social, territorio, etc. Salu2.