«Al afirmar que Euzkadi ante la Historia y ante el Derecho es una realidad incompartida e incompatible con España, no he pretendido negar el hecho desgraciadísimo de que durante tantos siglos una gran parte de la energía racial haya derivado por cauces de afición españolista; sino afirmar el hecho, también innegable, de que los Estados Nacionales Vascos siempre, incluso en tales siglos, tuvieron vida propia, su propio Derecho y, por lo tanto, su propia Historia; y que el querer hacerlos compatibles con España no puede conducir y no condujo más que a la destrucción de aquella realidad.
Si los Fueros Vascos afirman a los vascos como parte integrante de Iberia y de España, afirman una falsedad; y da la casualidad de que el Nacionalismo Vasco nació para acabar con todas las falsedades de esa especie, aunque aparezcan estampadas en páginas escritas por nuestros más venerables antepasados. Y también nació para acabar con la inconsciencia y con el espíritu antipatriótico de aquellos capitanes y aventureros que «se reputaron de vascos y españoles» y que toda su acción la pusieron al servicio de Castilla o de España, muchas veces en empresas injustas y criminales, y no pocas directa y profundamente dañinas para Euzkadi.
¿Qué «no podemos renunciar a nuestra historia»? Pues, ¿para qué «nos hemos proclamado vascos, con sentido nacional distinto de España, de manera específica e integral»? ¿No ha sido para renunciar a nuestra historia de españolismo en lo que de tal ha tenido durante diez malhadados siglos? ¿No ha sido para renunciar a Belate y al capitán Iñigo de Loyola en Iruña, y a la inconsciencia que entre vascos nos separaba y a España nos ataba, y a la esclavitud espiritual que nos llevaba a producir astros de primera magnitud para las universidades extranjeras y ni un buen maestro de primeras letras para los euzkaldunes de casa?»
Carta de Manu Eguileor a Manuel Irujo, Bayona, 28-VII-1947