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En el blog Hay derecho encuentro esta referencia que creo que tiene cierto interes (si no te parece adecuado la borras).
Para entender cómo el nacionalismo impregna de forma totalitaria las sociedades hay que ver los detalles de cómo se va construyendo el entramado.
Al final de Noviembre me acerqué a S. Sebastián para hacer unas gestiones y asistir a una reunión de víctimas de terrorismo en la que hablaba Henry Patterson. Llegué a las 11 de la mañana del viernes y me fui a la hora de comer del sábado.
Henry Patterson es profesor en Belfast y participó en las negociaciones de Tony Blair con el IRA y los Unionistas de Ian Paisley. Es muy interesante escucharle explicar cómo la ley británica de Blair no distingue entre quien puso la bomba y quedó mal herido por la explosión y los niños que perdieron un brazo y la vista. Todos son víctimas. Algo mejor estamos aquí gracias a estas organizaciones de víctimas.
El nacionalismo es una ocupación totalitaria de la estructura social, grupal e individual. Su tensión estratégica principal es el relato y la construcción de la memoria (Txillardegi….”la batalla es la de la “Memoria”. Si se gana esa se ganan todas las batallas”).
Por eso se pone tan nervioso Mas en cuanto se equipara su conducta y leyes a la de regímenes totalitarios del pasado.
Es curioso observar cómo para defenderse de ello se enreda un poco más cada día en tácticas propias de estados totalitarios: Listas de ciudadanos fieles e infieles, porcentajes de cada lengua que se habla en la calle o no, agencias de espionaje interior, órganos de vigilancia y censura mediática, control de cada institución privada (por ejemplo asociaciones de antiguos alumnos y, cómo no, colegios profesionales) y de los medios de comunicación públicos y privados.
Al encender la tele de casa esa noche perdí la cuenta de cuántas ETB’s hay activas y me di cuenta de que quien llevó el nuevo televisor desde la tienda para instalarlo la primavera pasada lo programó para que TVE (1 y 2) apareciesen como los canales 23 y 24.
Al día siguiente, al comprar el periódico me acerqué a una tienda de una calle cercana, en el centro. Cerca hay un quiosco que lleva un conocido nacionalista. La dueña de la tienda, una señora mayor, me dijo que uno de los periódicos que buscaba (El País) se los había llevado el Distribuidor al competidor del quiosco. “Le llevan los que se venden y conmigo se equivocan y no me sirven los que pido”, vino a decirme.
La distribución de libros es del mismo tenor. Es un poema distribuir una obra de las combativas con el sistema imperante. Hasta tal punto está controlado cada resquicio del proceso que hoy llamamos “cultural”.
No quiero ni imaginar lo que se estará pergeñando en internet porque para este mundo es su principal preocupación.
En la reunión de Henry Patterson estaba un profesor joven, de la UPV, Gaizka Fernández. Disidente, claro. Pues resulta que, para vivir, se ha ido a una de las provincias vecinas. Provincias de acogida.
Lo que nos cuenta Rodrigo es un triste detalle que ilustra mucho acerca de la intensidad del trabajo necesario.
Gracias.
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Gracias por la información, Alberto.
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