En las Islas Canarias actuó una banda terrorista que acabó con la vida de una persona e, indirectamente, favoreció que ocurriera la mayor catástrofe de la historia de la aviación. Sus orígenes se remontan a 1964, año en el que el abogado Antonio Cubillo Ferreira fundó el MPAIAC, el Movimiento para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario. Haciéndose eco de los exitosos procesos de descolonización del Tercer Mundo, Cubillo pretendía hacer lo propio en las islas, a las que consideraba una nación africana conquistada, sometida y expoliada por la metrópoli española. Para ello contaba con un poderoso valedor, el Gobierno de Argelia, que mantenía un tenso enfrentamiento con su homólogo español por el control del Sáhara, lo que también explica que en 1976 proporcionase entrenamiento militar a sesenta y tres activistas de ETA. El brazo armado del MPAIAC se presentó el 1 de noviembre de aquel mismo año con una bomba en Galerías Preciados de Las Palmas de Gran Canaria. Se trataba de las Fuerzas Armadas Guanches, una banda que realizó más de sesenta atentados contra intereses turísticos, entidades bancarias y oficinas de la Administración. El 27 de marzo de 1977 el grupo hizo estallar un artefacto explosivo en la floristería del aeropuerto de Gando (Gran Canaria), que causó nueve heridos. El anuncio telefónico de que iba a tener lugar una nueva detonación hizo que los vuelos fueran desviados al aeropuerto de Los Rodeos, en la vecina isla de Tenerife. La confusión subsiguiente, la mala visibilidad y los errores humanos propiciaron que dos Boeing 747 colisionaran, provocando el más dramático accidente aéreo de la historia: hubo 583 víctimas mortales. Antonio Cubillo negó que los independentistas canarios fueran responsables del atentado del aeropuerto de Grando, si bien reconoció que en otros sitios “pusimos bombas. En cantidad”. Una de esas bombas acabó con la vida del artificiero Rafael Valdenebros Sotelo cuando trataba de desactivarla en La Laguna, en marzo de 1978. Al mes siguiente el propio Cubillo fue apuñalado en Argel, quedando inválido. En 2003 la Audiencia Nacional, confirmando una sentencia de 1990, dictaminó que aquel intento de asesinato estuvo orquestado por varios agentes de Policía, por lo que Cubillo debía recibir una indemnización de 150.000 euros. De cualquier modo, a finales de 1978 las Fuerzas Armadas Guanches declararon una tregua indefinida y al año siguiente el MPAIAC renunció a la “lucha armada”.