El 3 de junio de 1979 en Tudela se había organizado una protesta tanto contra la energía antinuclear como contra el Polígono de tiro de las Bardenas. A pesar de contar con el correspondiente permiso, fue disuelta por la Policía Armada. A las afueras de la localidad hubo una sentada de jóvenes, que se negaban a abandonar el lugar. Según la versión oficial de los hechos, cuando la Guardia Civil intentó que se dispersaran, a un agente se le disparó el subfusil, que acabó con la vida de Gladys del Estal, una joven estudiante hispanovenezolana que formaba parte de un grupo ecologista. Hubo numerosas movilizaciones de protesta en el País Vasco y Navarra. La Audiencia de Pamplona condenó al guardia civil autor del disparo a dieciocho meses de prisión por imprudencia temeraria con resultado de muerte, sentencia que en 1984 sería confirmada por el Tribunal Supremo. Sin embargo, para una parte de la ciudadanía el veredicto no fue satisfactorio. En todo caso, se trató de uno de los dramáticos ejemplos de «gatillo fácil» que hubo durante la Transición democrática.
Tras su muerte, Gladys del Estal se convirtió en un símbolo del ecologismo.
40º aniversario de la muerte de Gladys del Estal
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